«Si quieres cambiar los frutos, tendrás que modificar primero las raíces. Si quieres cambiar lo visible, antes deberás transformar lo invisible».
T. Harv Eker.
¿Por qué los ricos son cada vez más ricos? ¿por qué los que tienen el hábito del ahorro, cada vez ahorran más? ¿por qué los inversionistas siempre encuentran una forma de invertir mejor? ¿y por qué, a los que quieren empezar a llevar finanzas en orden, les cuesta tanto trabajo?
La psicología es, en palabras de la Real Academia Española, la ciencia o estudio de la mente y la conducta de las personas. Si esto aplica para todos los aspectos de nuestro ser, es relevante mencionar la importancia del aspecto financiero en la conducta, por todo lo que ronda nuestra mente cuando de dinero se trata. La relación de las personas con sus finanzas ha sido materia de estudio profundo desde mediados del siglo XX, tiempo en el que nace la Economía Conductual. Y como lo determinan algunas corrientes de la psicología, podemos encontrar las raíces en la niñez.
Si haces memoria y te remontas a tu infancia, ¿Qué frases eran comunes en tu familia con relación al dinero? Algunos piensan que nuestra programación verbal y emocional está configurada por los modelos de referencia que vimos y escuchamos de pequeños.
Por eso, es indispensable hacer una pausa, a la edad que tengas, para reflexionar tu situación económica. Pregúntate si te sientes a gusto con el dinero, con tu dinero. Piensa cómo lo generas y hacia dónde lo diriges. ¿Aspiras a algo más? ¿Estás en el camino que construye eso que te propones como meta? ¿Consideras que el dinero es bueno? ¿Es malo? ¿Cómo son las personas que tienen mucho dinero? ¿Te sientes cómodo al estar cerca de ellos?
El dinero es energía que se destina a cosas o experiencias que generan bienestar, comodidad, alegrías que se comparten con seres amados. Tan es así que en ocasiones utilizas tu dinero para servicios que ni siquiera percibes con los sentidos, sin embargo, generan tal paz, que te decides a adquirirlos. A veces no es el café que compraste, sino lo que te hizo sentir, o el tiempo que disfrutaste con buena compañía en ese lugar especial.
Imagina a tres personas que se ponen de acuerdo para salir de viaje y deciden ir a la final de su deporte favorito que estará en esas fechas, en esa ciudad. Desde meses previos tienen el vuelo para ese viaje. En la oficina de uno de ellos, se reúnen los tres para comprar el boleto de la final del juego, con boleto en mano se ponen felices y celebran que asistirán, suben una foto al Instagram, cenan, se despiden y se van.
De regreso a su casa, cada uno experimenta algo distinto: el primer personaje sonríe mientras maneja los diez minutos que tarda en llegar a casa, pone una música alegre y hasta baila al ritmo de la canción. ¡Se siente feliz! es fan del equipo que jugará… ¡y lo podrá ver en vivo!
El segundo sube al auto y se queda un momento estacionado, pensando en cuánto tiempo falta para el viaje. Acaba de comprar el boleto para el partido, que será el último día del viaje y él incluso había considerado regresar antes por sus pendientes laborales. Está preocupado. Piensa si estuvo bien planear ese viaje y dejar la oficina unos días, quizá pudo haber ido menos tiempo. En fin, ya tiene el ticket. Irá. Pone a andar el auto, olvida la compra que hizo hace unos momentos y ya está pensando en los pendientes del trabajo que tendrá que resolver antes de irse.
El último de los amigos está arrepentido. Siente culpa, pudo haber utilizado el dinero para otra cosa. Total, el partido no es necesario. Además, lo pagó con la tarjeta de crédito y quizá se le combine con otros compromisos económicos que ya había adquirido. No está cómodo consigo mismo, pues se dejó llevar por la emoción del momento. Está pensando que no debió comprarlo.
Un mismo evento, un ticket igual. Pagaron la misma cantidad de dinero por un buen lugar, los tres se encuentran en una situación económica similar, sin embargo, cada uno se siente diferente respecto a la compra que acaban de realizar.
Uno está feliz, el segundo preocupado y el tercero, arrepentido. Emociones distintas ante una misma situación.
Lo que sucede es que cada uno, según como ha vivido y crecido con relación al dinero, tiene diferentes reacciones ante las decisiones económicas.
Si existe algo con lo que no te sientes cómodo respecto a tus finanzas, puedes empezar haciendo un análisis sobre lo que hay en tus pensamientos, pues estos te llevan a los sentimientos, que te llevan a las acciones y al final es lo que te genera un resultado.
Lo que piensas hoy se debe en gran parte a lo que aprendiste en la infancia, pero la buena noticia es que, si hay algo que quieras modificar en estos patrones de pensamiento, lo puedes hacer. Puedes cambiar paradigmas, puedes crear tu manera particular de ver el mundo financiero, tomar lo positivo de lo que has aprendido hasta ahora y eliminar lo que no te sirve. Existe mucha información, libros, audios… infórmate, prepárate, y empieza a crear conscientemente la vida financiera que deseas tener.
Pon intención, atención y energía para formarte continuamente. Sé selectivo en tus fuentes de aprendizaje. Entrena tu mente, porque la única persona responsable de tu éxito, tu felicidad y tu tranquilidad, eres tú.
Mariana Moreno Arjona – 9 de septiembre de 2022
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